No me dices te quieros.
Tú los haces.
Porque me quieres con tus guiños en silencio,
porque se te escurre cariño por esos ojos del mar negro.
Porque ya no duermo (y tú tampoco), si no me acaricias el muslo izquierdo después del buenas noches.
No me dices te quieros,
pero me besas las ideas
y me abrazas el futuro.
Camino sola, no necesito de tu mano para andar,
pero sé que estás cerca por si tropiezo y tienes que soplarme la pena y la herida.
Y decirme que los sueños no se rompen.
Cuando me amasas la piel creo que se me vuelve tierra.
Porque no hay otra explicación a lo que siento:
Me trepan las flores desde las entrañas, donde tengo las raíces agarradas.
Los claveles se me revientan en la boca y el rocío me gotea por los ojos cada mañana.
Todo me sabe a lluvia y me huele a norte.
Tengo el alma de otoño, pero me estás sacando olor a primavera.
Fotografía: Pexels