Mi primer amor fue la palabra.
Porque con ella vi la forma de saciar la sed, de decir lo que quería, lo que amaba y lo que temía.
Mi primer amor fue la palabra.
Palabras que mi garganta maceraba como en una marmita y yo agitaba con la mente. Al principio con mimo, pero luego pasé a hacerlo con fuerza. Amasé con las manos, con las vísceras, con la rabia y con la prisa.